Brasil y WhatsApp, y por ende también Facebook (su propietaria), tienen una difícil relación desde hace meses. Un tira y afloja que se ha traducido en constantes cortes del servicio, dejando a millones de brasileños sin la aplicación de mensajería más utilizada en aquel país y en el resto del mundo. ¿Los motivos? Aparentemente un más que nefasto entendimiento entre ambas partes en temas judiciales. ¿El resultado? Muchos problemas para los brasileños y para Facebook, quien ahora sufre el embargo de un buen pellizco de sus ingresos en aquél país. Un culebrón que explicamos a continuación.
WhatsApp vs la justicia brasileña
En febrero de 2015 tuvimos la primera noticia acerca de los problemas entre WhatsApp y las autoridades brasileñas. Por aquél entonces, un juez del estado Piauí emitió el día 11 de febrero una orden contra WhatsApp, obligando a su cese en Brasil por negarse a colaborar con investigaciones judiciales que estaban en marcha. El caso estaba centrado en una red de pederastas que utilizaban los chats de WhatsApp para intercambiar contenidos pedófilos. Debido al hermetismo de la compañía y a su política de no almacenar los mensajes y contenidos compartidos en sus servidores, no pudieron aportar las pruebas. Algo que el juzgado brasileño tomó como una negativa, ordenando a las empresas de comunicaciones bloquear su servicio. Algo que finalmente no se llevó a cabo.
Más tarde, en diciembre del mismo año, un caso se tornó aun más grave para WhatsApp. En esta ocasión un juez ordenó el bloqueo del servicio después de que WhatsApp se negase a ofrecer conversaciones en torno a una investigación judicial sobre el PCC, la organización criminal más peligrosa del país. Con la misma filosofía, la aplicación de mensajería vio imposible de cumplir esta petición, lo que llevó al efectivo bloqueo de su servicio durante 48 horas. La orden de otro juez, que afirmaba la medida como desproporcional para los usuarios de todo el país, devolvía a WhatsApp a la normalidad. Pero aquí no acaba la historia.
En mayo de 2016, una nueva investigación judicial en la región de Segipe en torno a un cartel de drogas volvía a enfrentar al poder judicial brasileño y a WhatsApp. De nuevo, las autoridades pedían datos e información concreta acerca de los chats de las personas investigadas, mientras que WhatsApp mostraba su impotencia hacia tal propósito debido a la encriptación de sus comunicaciones. El cifrado de extremo a extremo hace imposible que incluso los países o la propia WhatsApp pueda espiar los chats. Como consecuencia, el juez ordenó el cierre cautelar del servicio. Eso sí, antes de cumplirse 24 horas sin servicio, otro juez levantaba la orden y WhatsApp volvía a funcionar. Mientras tanto, la aplicación Telegram seguía engordando sus filas con usuarios brasileños que empezaban a estar hartos de esta situación.
Daños colaterales para Facebook
A pesar de que los problemas se centran en WhatsApp, su propietaria, Facebook, también ha sufrido estos problemas. O más bien, sus propios responsables. Y si no que se lo digan al vicepresidente comercial de Facebook en América Latina, Diego Dzodan, quien fue detenido en un aeropuerto durante casi 24 horas el pasado mes de marzo. Finalmente, otro juez dictaminó que se trataba de una coacción ilegal por parte de las autoridades brasileñas. El fin seguía siendo el mismo: presionar a la compañía para que WhatsApp cediese la información que realmente no tenía acerca de diferentes investigaciones judiciales.
Un nuevo enfrentamiento
Ahora un nuevo caso vuelve a enfrentarlos. Se trata de una investigación judicial en el estado de Amazonas, donde el fiscal federal ha ordenado el embargo de más de 10 millones de euros a Facebook. Un juez ordenó nuevamente que WhatsApp ofreciera datos sobre presuntos delincuentes. Al negarse, dicho juez ordenó el pago de una multa a la aplicación de mensajería por cada día que se retrasase en la entrega de dicha información. Según Reuters, el monto total congelado no sería sino la suma de todas las multas acumuladas por WhatsApp desde que se emitió la orden judicial.
Mientras tanto, el servicio sufre cortes, dejando a los brasileños sin aplicación cuando el juez de turno ordena a las empresas teleoperadoras su cese. Claro que, pocas horas después, otro juez suele liberar a WhatsApp de tal prohibición. Una situación que sigue sucediéndose prácticamente cada mes.