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Signal se ha convertido sin duda en la aplicación de moda. Ante los cambios realizados por WhatsApp en su política de privacidad, son muchos los que han decidido escapar de dicha herramienta de mensajería, convirtiéndose Signal en la alternativa ideal. Su crecimiento ha sido tal en las últimas semanas que se ha convertido en la aplicación más descargada en más de 70 países. Muchos de estos usuarios llegan buscando una mayor privacidad. Pero detrás de esta seguridad también puede haber problemas.

Y es que sí, si los mensajes de una aplicación son totalmente ocultos nuestra intimidad queda a salvo. Pero también quedan a salvo los posibles usos que se puedan hacer de ellos para promover actos violentos o ilegales.

Privacidad y anonimato totales

Los mensajes que enviamos y recibimos por Signal están totalmente encriptados. Esto quiere decir que nadie, ni siquiera los creadores de la propia aplicación, pueden acceder a las conversaciones que tengamos a través de ella. Incluso cuenta con una función que permite pixelar las caras de manera automática en las fotos, en un intento de ayudar a activistas en diferentes manifestaciones.

Esto ha resultado muy atractivo para un gran número de usuarios. La posibilidad de que Facebook pueda saber de qué hablamos con nuestros amigos o nuestra pareja son el motivo por el que muchos usuarios han decidido huir de WhatsApp. Por lo tanto, Signal se nos presenta como la alternativa perfecta. Es una aplicación que ha tomado la privacidad por bandera. Pero ahora que ha empezado a extenderse, muchos se han preguntado si realmente es esto tan positivo.

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El anonimato, un arma de doble filo

La idea de la privacidad en Signal parece perfecta cuando el uso que le damos a la app es simplemente comunicarnos con nuestros amigos y familiares. Pero desde los meses anteriores a las últimas elecciones estadounidenses ha surgido una preocupación al respecto. Y es que una plataforma totalmente anónima resulta ideal para promover actos violentos.

El ataque al Capitolio del pasado 6 de enero ha hecho saltar la voz de alarma. Tener una herramienta en la que comunicarse sin interferencias puede dar a los grupos violentos facilidades para organizarse.

Los chats de grupo, el mayor peligro

Desde el pasado 28 de octubre, Signal permite a los usuarios usar chats de grupo. Una función que ya tienen casi todas las herramientas de mensajería, y parecía lógico que llegara. ¿El problema? Que los grupos pueden llegar a albergar hasta 1000 personas, y unirse a ellos mediante un link es bastante sencillo. Esto que puede parecer una ventaja se complica cuando las intenciones no son buenas.

Un grupo masivo, totalmente anónimo y fuera del alcance de las fuerzas de seguridad puede ser el caldo de cultivo perfecto para quienes quieran alterar el orden público. Y esto es algo que preocupa especialmente a los empleados de la app.

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Víctima de su propio éxito

Cuando la mayoría de la gente usaba WhatsApp y Signal era una herramienta desconocida, las probabilidades de un mal uso eran obviamente mucho menores. Pero el hecho de que se haya convertido en todo un éxito a nivel mundial preocupa incluso a sus propios creadores. Y los empleados de la empresa aseguran que no hay una estrategia para combatir este tipo de posibles problemas.

Parece que el plan de Signal es simplemente esperar que nadie le dé un mal uso y que todo vaya bien. Pero ciertamente es una estrategia que tiene algunas lagunas. En un futuro no muy lejano sabremos si la privacidad total es realmente algo positivo o un problema que pueda alcanzar dimensiones estratosféricas.