La estrategia de WhatsApp va muy en serio. Y es que, desde hace unas semanas, está llevando a cabo una eficaz campaña para eliminar todas aquellas aplicaciones no oficiales que se aprovechan de su servicio de algún modo. Algo que se ha cobrado una víctima definitiva: WhatsApp MD. Una herramienta que sólo ofrecía el mismo servicio que WhatsApp original, pero con un diseño más actualizado y moderno. Un golpe tanto para su desarrollador como para los usuarios de esta aplicación.
La noticia surge desde la página de Google+ del propio creador de WhatsApp MD. En ella hace el triste anuncio de la desaparición de la aplicación, así como de la comunidad formada a su alrededor. Alega las presiones sufridas por el equipo de abogados de WhatsApp como causa del cierre definitivo de su herramienta de mensajería, viéndose forzado a eliminar toda referencia y enlace de descarga que permita hacerse con ella. Es decir, supone la eliminación completa de WhatsApp MD del panorama actual.
Esta aplicación ofrecía a los usuarios la misma experiencia de uso que la aplicación de mensajería oficial para la plataforma Android. La gran diferencia estaba en su diseño. Y es que WhatsApp MD recopilaba las guías del estilo Material Design (de ahí las sigas de su apellido), apostando por las fotos circulares, prescindir de los detalles ornamentales superfluos, utilizar colores planos y fuertes, y otros detalles de la interfaz o aspecto visual de esta aplicación de mensajería que todo el mundo conoce.
De tal modo, WhatsApp ha vuelto a hacer lo que ya pasó hace algunos días con WhatsApp Plus, su versión no oficial vitaminada, obligando a su desaparición al alegar posibles problemas de seguridad por no ser herramientas autorizadas ni creadas por ellos. Claro que en el caso de WhatsApp Plus se utilizó el veto para ser aún más contundente. Con ello muchos usuarios descubrieron, de un momento para otro, que no podían utilizar WhatsApp durante 24 horas por no utilizar una aplicación oficial. Una amenaza que, según el responsable de WhatsApp MD, también se cierne sobre los usuarios de esta otra herramienta no oficial. Por lo que aquellos usuarios que la mantengan instalada en sus terminales podrían ser vetados del servicio de WhatsApp durante un tiempo determinado.
Con todo ello, WhatsApp trata de asegurar que los usuarios sólo utilizan su aplicación oficial. Algo bueno para que el funcionamiento del servicio sea correcto y equitativo, pudiendo llevar a cabo pruebas e introduciendo novedades sin problemas aparentes, pero malo para aquellos usuarios que ya han catado las bondades de estos clientes no oficiales. Y es que ofrecían todo lo que el usuario medio quiere de WhatsApp, ya sea personalización de su aspecto o un mejor look, pero también otras opciones como personalizar notificaciones, desactivar acuses de recibo y otros muchos detalles extra que ni siquiera la aplicación oficial parece querer introducir.
En definitiva, una fuerte estrategia de control por parte de WhatsApp que bien puede estar relacionado con la seguridad y la introducción de mejoras en el servicio sin problemas. Aunque también para dominar su propio servicio, asegurándose de que los usuarios utilicen sus aplicaciones y pasen por caja una vez al año, aunque esto pierde fuerza al ofrecer renovaciones aleatorias gratuitas.