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La red social de mensajerí­a instantánea y gratuita saca el hacha de guerra. Y es que WhatsApp sabe muy bien cuál es su camino de crecimiento y desarrollo, algo que ha querido dejar bien claro a un grupo de desarrolladores que intenta crear nuevos usos a esta herramienta. Una medida que intenta frenar la aparición de nuevas aplicaciones basadas en su funcionamiento, suponemos que para seguir controlando al milí­metro todo aquello que acontece en WhatsApp. Lo explicamos más detalladamente a continuación.

Todo se debe a la fama de WhatsApp. Su extensión y uso masivo por parte de usuarios de todas las plataformas también ha servido para llamar la atención de programadores, hackers y curiosos que han tratado de estudiar al milí­metro la aplicación. De este modo, un grupo de entendidos ha desarrollado una API o herramienta de programación basada en el funcionamiento de WhatsApp que podrí­a ser la mar de útil para, por ejemplo, crear un programa que permita usar esta aplicación en el ordenador correctamente, crear otras aplicaciones que permitan compartir contenidos en WhatsApp o incluir sus servicios de mensajerí­a, etc. Multitud de posibilidades que no han debido hacer ninguna gracia a los creadores de esta red social.

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Tanto es así­ que, según Security by default, una web especializada en seguridad, la gente de WhatsApp ha tomado medidas legales contra el grupo de creadores de WhatsAPI, que es como se llama la herramienta para crear otras aplicaciones. Y aún más, han decidido proteger a cal y canto los fundamentos de esta red social para evitar que nadie acceda a ellos y pueda recrearlos y compartirlos. Algo que según comentan en la página Security by default, no va a servir para frenar las intenciones de desarrolladores y entendidos en el tema.

De hecho, se comenta cómo, tras un trabajo de ingenierí­a inversa, muchos programadores han ido desgranando poco a poco el funcionamiento de WhatsApp, consiguiendo tener acceso a cuestiones que vulneran la privacidad del usuario. Mensajes multitudinarios de spam, robo de contraseñas y, en fin, plena libertad para acceder a cualquier punto. Todas estas cuestiones y una pizca de buen hacer son las que han dado como resultado a WhatsAPI.

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A pesar del hermetismo de WhatsApp, se afirma que las virtudes de WhatsAPI no han sido completamente bloqueadas. Por tanto, es cuestión de tiempo que nos topemos con nuevas aunque no oficiales aplicaciones de WhatsApp creadas especialmente para los ordenadores, aplicaciones que cuenten con los servicios de mensajerí­a de WhatsApp incluidos en su interior o aquello que el desarrollo y la creatividad de los programadores sean capaces de crear.

Algo que puede dar muchos quebraderos de cabeza a la gente de WhatsApp. Y es que, hasta ahora, su desarrollo ha sido controlado al milí­metro. Sin utilizar publicidad, aumentando poco a poco el número de funciones y sirviéndose del boca a oí­do para llegar cada vez a más usuarios. Quizá también para proteger una futura transacción económica o planes de financiación, ya que, a dí­a de hoy, WhatsApp sólo cobra a los usuarios de iPhone y, en teorí­a, anualmente a los usuarios del resto de plataformas. Un modelo que no parece demasiado sostenible.