Los smartphones son la plataforma ideal en la que aunar comunicación, trabajo y ocio. Y es que hay aplicaciones y juegos para todo. Sin embargo, los creadores de estos últimos siguen buscando fórmulas para conseguir que sus títulos triunfen entre los jugones. Estrategias que apuestan por la dificultad, o por las misiones imposibles que les aseguren alguna que otra compra de potenciadores”¦ Pero ¿qué pasa con lo que el jugador realmente quiere? Aquí planteamos las cinco cosas que un buen juego de móvil debería tener.
Vidas infinitas
Es cierto que tener vidas infinitas puede arruinar la experiencia de juego y el reto que puede suponer superar un nivel. Pero en realidad nos referimos a la experiencia de jugar cuantas veces se quiera y en el momento que se desee. Sin tener que esperar cierto tiempo real a que se recarguen las vidas del juego, como sucede en Candy Crush Saga o en el nuevo Angry Birds 2. Algo que frustra al jugador y que puede dejarle sin opciones de juego en el momento en el que más las necesita.
Sin conexión a Internet
Desde luego Internet ofrece muchas ventajas sobre los juegos clásicos, con toda clase de interactuaciones, recompensas o partidas con otros usuarios. Pero ¿qué sucede cuando juegas en el transporte público y llegas a una zona sin cobertura? ¿O cuando tu tarifa de datos no te permite gastar más MB? Los añadidos que ofrece una conexión a Internet son muy interesantes, pero un juego que pueda trabajar independientemente gana en valor para los jugadores de todo tipo. Sobre todo para los más viajeros.
Multijugador
Vivimos en un mundo conectado, y uno de los puntos extra que ofrecen cada vez más títulos es el apartado social. Todo un valor añadido que implica que el jugador se esmere en conseguir más puntuación o que incluso puede hacer más divertido el título. Ya sea planteando una competición contra amigos y jugadores de todo el mundo en tiempo real, o una mera tabla clasificatoria donde comparar puntuaciones, el añadido de lo social, de lo multijugador, es un must have o clave que todo juego debería tener.
Adictivo
Resulta la clave más difícil de encontrar en un juego. Y es que cada jugador es diferente, y los creadores lo saben. Por eso existen juegos que apuestan por una dificultad casi extrema, que obligan al jugador a concentrarse al máximo, o que eligen una jugabilidad o mecánica sencilla y natural. Tanto que el jugador queda prendado al instante. Detalles que al final consiguen que, quien prueba el juego, quede con ganas de más tras cada partida. Esta es la verdadera clave de los juegos que triunfan hoy en día, aunque sean una moda temporal.
Gratuito
No podía faltar la gratuidad. Si bien es cierto que hay juegos que implican una gran inversión por parte de su desarrolladora, con aspectos como el visual y el sonoro que implican creatividad y un gran trabajo. Sin embargo, que un juego sea gratuito abre las puertas a una gran cantidad de jugadores, pudiendo conquistar el mercado de forma más sencilla que bajo la barrera inicial de un precio. Además, existen diferentes formas para monetizar este contenido como la publicidad, el pago para eliminar ésta, o incluso las compras de contenido extra integradas en la aplicación. Eso sí, siempre permitiendo disfrutar de la experiencia completa de forma gratuita. Y es que no hay nada que dé más rabia a un jugador que engancharse y no permitirle terminar el juego si no realiza algún tipo de pago. Algo que, por suerte, parece no ser tendencia en los juegos actuales.
