5 peligros de hacer videollamadas de WhatsApp a través de Facebook Rooms

Las videollamadas grupales ya están disponibles para los usuarios de WhatsApp. Pero no nos referimos únicamente a las videollamadas de 8 personas, como se podían hacer hasta ahora. Gracias a su integración con Facebook, de la que muchos dudan por motivos de privacidad, ahora puede aprovechar el nuevo servicio de videollamadas masivas. Hasta 50 usuarios cara a cara, ni más ni menos. Todo esto aprovechando Facebook Rooms. Pero ¿qué seguridades ofrece este servicio para ser aprovechado como sucede con la conocida Zoom? ¿Se popularizará su formato frente a otras alternativas? ¿Es seguro usarlo en el ámbito laboral? ¿Qué peligros podremos encontrar? Aquí te contamos cinco de ellos de los que deberías estar al tanto si estás pensando en implantar WhatsApp como herramienta de teletrabajo para videollamadas.

Sin protección en las salas abiertas

Facebook Rooms cuenta con dos formatos de salas en las que los usuarios se pueden conectar y mostrar imagen y sonido con hasta 50 contactos. Uno es la sala privada, donde el creador tiene potestad para dar entrada solo a quienes él o ella quiera. Y por otro lado están las salas abiertas, que solo necesitan de un enlace para que cualquier persona se conecte a ellas. Y cuando decimos cualquiera, es cualquiera.

De esta manera, si por desconocimiento o por excesiva confianza de crea una sala abierta y pública y se comparte el enlace con unos amigos, nada frena a estos de compartirlo con más personas. Incluso cuando esas personas no tienen ninguna relación con el grupo de amigos inicial o con el creador de la sala. Algo que puede ser divertido para conocer a nuevas personas, o transformarse en situaciones de desprotección ante curiosos, espías o acosadores.

seguridad

Nunca sabrás a quién puede llegar ese enlace. Así que te recomendamos que tus experiencias multitudinarias en WhatsApp con Facebook Rooms sean siempre en privado, con protección y con un aforo limitado y controlado en todo momento. Solo por evitar males mayores.

Adiós a la privacidad

Estrechamente relacionado con el peligro anterior está la falta de privacidad en torno a las salas o romos de Facebook. Y es que, para poder usarlo, tendrás que contar con Facebook o Facebook Messenger instalado y logeado en tu móvil o en la versión web del ordenador. Es decir, que se mostrará tu perfil de aquella red social quieras o no.

Es posible que uses esta función únicamente con amigos y familiares, pero si quieres mantener los perfiles de WhatsApp y de Facebook lo más alejados posible, no te recomendamos el uso de romos. Gracias a la foto o el nombre, los usuarios con los que compartas videollamada tendrán un par de pistas a la hora de buscarte en la red social de Facebook.

La alternativa es crear un perfil falso o profesional para el uso de esta función. De lo contrario estarás dando pistas a los integrantes de la videollamada multitudinaria. Y si a esto sumamos que cualquiera se pueda sumar a esta actividad en las salas abiertas, ya tenemos el perfecto caldo de cultivo para el acoso cibernético.

No hay cifrado de extremo a extremo

En los últimos años hemos aprendido a confiar en WhatsApp. Somos conscientes, de alguna manera, de que es una aplicación segura para los usuarios. Para que podamos compartir cualquier contenido sin que haya problemas de seguridad o que terceras personas espíen las conversaciones. Sexting, documentos de trabajo, información personal, datos bancarios… corren por los chats de WhatsApp sabiendo que, si confiamos en la otra persona, nada malo ocurrirá. Esto es posible gracias a la encriptación de usuario a usuario o de extremo a extremo, o P2P. Un sistema que codifica las conversaciones para que, aunque un tercero robe parte de la información que se envía entre usuarios, incluso en los chats en grupo, no pueda descifrar ni conocer nada. Algo que blinda WhatsApp incluso a autoridades como la Policía, el espionaje gubernamental, etc.

no hay cifrado de extremo a extremo

Lo malo es que, aunque entres en una de las habitaciones a través de un enlace de WhatsApp para conversar con tus amigos, familia o compañeros de trabajo, esta protección no se aplica aquí. Facebook Rooms, al menos por el momento, no está protegida con encriptación de extremo a extremo. Otro punto por el que conviene no usar este recurso para compartir información sensible del tema y tipo que sea. Nunca sabrás si hay alguien espiando o si se ha filtrado algún detalle.

Controles limitados

Mientras que en Zoom han aprendido la lección y han corregido los errores de seguridad en solo unas semanas, WhatsApp y Facebook llegan de nuevas con herramientas útiles pero no capaces para todos los ámbitos. Y es que controlar quién entra y quién sale de una de las salas es útil, pero se queda pobre si no existen otras opciones de denuncia, censura o simplemente control de lo que se está hablando o quién está hablando.

Así, Rooms o salas permite que únicamente el creador de la sala tenga potestad sobre las personas que participan en ella. Al menos en cuanto a la sala privada. De esta manera, y solo sobre esta persona, puede recaer la responsabilidad y decisión de expulsar a quien se introduzca sin permiso en la sala o si está llevando a cabo malas prácticas. El resto de contertulios pueden denunciar la sala si no se están respetando las normas comunitarias. Pero sin recoger ni demostrar ni audio ni vídeo para ello. Y sin que esto suponga el fin de la videollamada. Además de abrir la puerta a posible abuso de reventar videollamadas por placer.

De nuevo, prácticas que limitan esta experiencia a un grupo de personas limitado. Que se conozcan y respeten. No tanto para usarlo con cualquier persona que acceda a través del enlace o que no sea amiga. Mucho menos para el ámbito laboral, aunque estas videollamadas y webinars suelen ser más respetuosas.

controles limitados

Las normas las pone Facebook

Este peligro es más subjetivo y relativo. Sobre todo si atendemos al contexto e historia de Facebook sobre el control y la privacidad de los datos de quienes usan sus servicios. Que ya ha quedado en entredicho en varias ocasiones, más allá del escándalo de Cambridge Analytica. Y es que parece que hacer negocios con los datos e intereses de los usuarios de sus servicios sale de lo más rentable.

No hay por qué dudar de Facebook Rooms o salas per se. Pero que no exista encriptación en las videollamadas y que en la web de soporte de WhatsApp dejen tan claro que una vez que se pasa a una sala se trabaja sobre los términos y usos de Facebook, da que pensar. Una recomendación más para usar este servicio solo de manera lúdica y sin intercambiar datos privados o sensibles. O para no usar esta herramienta en el ámbito de lo laboral. Precauciones que nos permitirán disfrutar de esta herramienta.