Gestionar una central hidroeléctrica es complicado. Tensiones, potencias, transformadores, centrales”¦ Mejor dejar a los ingenieros con esa tarea mientras nos divertimos con el juego Balance. Un título con el que disfrutar virtualmente de la corriente alterna al desarrollar instalaciones que suministren electricidad a ciudades, pero siendo lo suficientemente precavidos como para evitar que alguna población quede sin luz si ocurre un accidente.
Se trata de un juego de lógica bastante exigente. Y es que calcular las tensiones, jugar con la longitud de las líneas y conseguir el trazado más eficiente entre las centrales eléctricas y los núcleos urbanos no es baladí. Más bien es todo un ejercicio de concentración y cálculo que se renueva nivel a nivel, aumentando rápidamente de dificultad para todos aquellos que disfruten de un buen puzle.
Su jugabilidad es sencilla, aunque se torna algo desquiciante si no se tiene algo de pericia a la hora de pinchar en la pantalla con el dedo. Basta una sola yema para llevar a cabo toda la acción. El juego plantea la colocación de líneas eléctricas por un mapeado en una vista asimétrica, así que solo hay que seleccionar el tipo de cable y pulsar sobre las cuadrículas del suelo para conectar unos lugares con otros. Así de sencillo, sin gestos para mover la vista. Tan solo un deslizamiento de dedo para seleccionar la cantidad de energía que suministran las diferentes centrales. Y ya está, este es todo su fundamento.
Sin embargo, los niveles en los que se distribuye esta aventura lógica hacen que la cosa se complique rápidamente. Y es que no todo está resuelto al hacer llegar corriente a cada uno de los puntos urbanos. En muchos de estos niveles hay que jugar con hasta tres centrales y conseguir conectar todo para que, en el caso de que haya un accidente como la caída de un árbol, la línea no se vaya a pique. Ahí está la verdadera dificultad del título, creado entramados de líneas, jugando con la potencia que ofrece cada central, con los diferentes tipos de torres que pueden ser sobrecargados, e incluso con la distancia del trazado. Muchas variables que dan sentido al nombre del título, obligando al jugador a encontrar el equilibrio en cada nivel. Todo ello superando los mencionados accidentes y contratiempos que se dan en cada nivel, y que obligan a plantear trazados y equilibrios alternativos.
Cada nivel superado es valorado según el tiempo y los recursos empleados con una, dos o tres estrellas. Eso sí, tras superar los primeros dieciséis niveles, será necesario haber recaudado al menos 40 estrellas para continuar. Todo un reto para aquellos jugadores no tan exigentes o que tienen dificultades a la hora de hacer todos estos cálculos.
Pero Balance también sorprende por sus gráficos. Y es que el juego cuenta con un diseño minimalista que invita al uso del cerebro. Colores planos y formas sencillas en un planteamiento geométricamente preciosista y con detalles en los elementos básicos del juego, pero muy sencillo en el resto. Unas melodías calmadas terminan de completar una experiencia de juego de lo más agradable, solo interrumpida por la frustración de no conseguir superar un nivel.
En definitiva, un título muy entretenido para aquellos que disfruten con la electricidad y los retos lógicos. Eso sí, es complicado y con muchas variables en juego en cada nivel. Lo bueno es que Balance está disponible de forma totalmente gratis. Se puede descargar desde Google Play Store para móviles Android.