La aplicación WhatsApp vuelve a ser protagonista en un caso por delito contra la intimidad. En esta ocasión los hechos han ocurrido en Gran Canaria, donde una persona ha sido imputada por grabar una situación de mofa hacia una persona con problemas psíquicos y, después, distribuir el vídeo a través de la menciona aplicación de mensajería. Un delito que se ha saldado con la imputación del creador de dicho vídeo y su puesta a disposición del Juzgado en la localidad de Telde.
Se trata de un delito de descubrimiento y revelación de secretos perpetrado a través de la aplicación WhatsApp. Según la Guardia Civil del Puesto Principal de Agí¼imes (Gran Canaria), los hechos ocurrieron de noche, cuando la persona que grabó el vídeo y otros acompañantes decidieron menoscabar la integridad de la víctima, una persona con discapacidad psíquica. Todo ello grabando los hechos a través del móvil, y difundiéndolos después a través del servicio de mensajería WhatsApp.
Poco después, una denuncia ha promovido la consecuente investigación, llegando hasta el autor de la grabación, que ha sido imputado por dicho delito y puesto a cargo del Juzgado correspondiente. Este tipo de delitos pueden conllevar penas de entre tres meses y un año de cárcel.
No hay que olvidar que el uso de WhatsApp conlleva una responsabilidad. Y es que el envío de contenido privado, sin el consentimiento de la persona que aparece en él, atenta directamente contra el derecho a la intimidad. Algo que suele suceder con el envío de vídeos pornográficos o de sexting (la práctica de enviar fotos y vídeos de contenido sexual), y que se agrava en casos donde se involucra a menores. La Guardia Civil recuerda en su comunicado, además, que, incluso teniendo la autorización de la persona afectada, los vídeos distribuidos a través de aplicaciones y redes sociales donde se menosprecie la intimidad de dicha persona, pueden ser multados y acarrear penas de cárcel.
Así, WhatsApp es un habitual ya en los procesos judiciales. Una herramienta utilizada por millones de personas en España que, a pesar de no ser la más segura, sigue acaparando la atención de los usuarios y su comunicación diaria. Eso sí, su carácter informal o cotidiano no tiene que confundirse, ya que los mensajes y contenidos enviados a través de ella siguen haciendo responsables de los mismos a quienes los escriben. O incluso a quienes los comparten por mera ignorancia, humor, o ánimo de hacer daño.
La aplicación de mensajería ya es utilizada por 900 millones de usuarios en todo el mundo. Sin embargo, sigue sin ofrecer completa seguridad sobre sus contenidos, aunque los protege con celo. Así, recientemente se ha descubierto la posibilidad de modificar los mensajes enviados o recibidos sin dejar rastro en la plataforma Android. Algo que no impide que los mensajes sean presentados en juicios y vistas como pruebas. Eso sí, siempre bajo análisis forenses que aseguren la originalidad de los contenidos. En cualquier caso, una herramienta de comunicación más que puede ser utilizada para el bien o para el mal, aunque en España esto último tiene consecuencias judiciales.
Vía 20 Minutos