Los usuarios más acérrimos de la red social de fotografía ya se habrán dado cuenta de uno de los cambios más notorios que ha recibido Instagram en los últimos tiempos. Y es que ha decidido dejar atrás una de sus señas de identidad: el formato cuadrado. Para quienes no sean fieles seguidores, aquí mostramos cómo cambiar este formato para no tener que recortar y reencuadrar las fotografías y vídeos del usuario. Algo que hará rechinar los dientes de los más puristas, pero que abre las puertas a más posibilidades dentro de esta red social.
Hasta ahora, el formato de las fotos cuadradas ha sido marca propia de la casa en Instagram. Algo que ha conseguido traspasar sus propias fronteras y llegar a otras redes sociales o aplicaciones. Todo ello con un marcado estilo estético que prácticamente obligaba a seguir la teoría de los tres tercios para conseguir composiciones llamativas y atractivas. Algo que se ha quedado atrás al permitir publicar fotos y vídeos horizontales y verticales más allá de la cuadratura. Pero ¿cómo? Lo explicamos a continuación.
Lo único que hay que hacer es contar con la última versión de la aplicación Instagram, ya disponible tanto para Android como para iPhone. Se puede descargar totalmente gratis en Google Play o App Store, según la plataforma que se esté utilizando.
Tras ello, hay que asegurarse de tomar fotos o vídeos con la cámara del móvil, y no con la aplicación Instagram. Y es que la red social permite publicar estos contenidos con nuevos formatos (proporciones), pero no capturarlos. Del mismo modo, es posible utilizar cualquier otro contenido dentro del terminal, ya haya sido descargado de Internet o tomado con una cámara profesional. No hay limitaciones.
El siguiente paso es acceder a Instagram y pulsar sobre el icono central inferior, con el que publicar nuevo contenido. Y aquí, elegir cualquiera de las fotos o vídeos que se vaya a compartir.
Es en este instante en el que entra en juego la nueva característica para liberar el formato cuadrado. Así, sólo hay que pulsar sobre el nuevo icono de la esquina inferior izquierda dentro de la imagen seleccionada. Éste hace que el formato cambie del cuadrado habitual, al original de la fotografía o vídeo. Es decir, respetando todo su tamaño, sin cortar nada del contenido ni siendo necesario reencuadrar el resultado final.
Con ello, ya sólo queda llevar a cabo el resto del proceso habitual de publicación, pudiendo aplicar todos los filtros disponibles, así como los efectos de retoque. Además, sigue siendo posible añadir una descripción, utilizar las etiquetas y añadir una ubicación para que quede registro de dónde fue tomada.
De esta forma, ya no es necesario utilizar aplicaciones de edición fotográfica para pegar las imágenes sobre un fondo blanco cuadrado que permita ver toda la imagen sin recortarla. Ni habrá que eliminar parte de los vídeos para reencuadrarlos. Algo que perderá la esencia original de Instagram al navegar por el muro, pero que permitirá a los usuarios compartir más formatos y ofrecer más variedad en los contenidos.