Que la privacidad y la seguridad no son los puntos fuertes de la aplicación WhatsApp es algo que no debería pillar del todo desprevenido a los usuarios de esta herramienta de mensajería. A pesar de haber dejado atrás los graves problemas que suponían el robo de mensajes o el posible espionaje, y aun contando con cuestiones como poder bloquear la foto de perfil a los desconocidos, sigue siendo muy pobre a la hora de salvaguardar a los usuarios. Algo que ha constatado la Electronic Frontier Fundation, organización encargada de defender el derecho a la libertad de expresión en la era digital, además de otros derechos civiles desde su sede estadounidense.
Así, la EFF ha mostrado su informe anual acerca de la seguridad y protección de la privacidad ante gobiernos que diferentes compañías y servicios de Internet hacen de sus propios usuarios, dejando en un muy mal lugar a la aplicación WhatsApp. Y es que la tilda como peor aplicación de mensajería en materia de privacidad al colocarla la tercera empezando por la cola. Cuestión que, dado lo avanzado y extendido de su uso, sigue haciendo chirriar los dientes de muchos usuarios. Pero no sólo eso, al parecer la EFF ya ofreció un año de margen a WhatsApp para aplicar diferentes políticas que elevaran su valoración para obtener un mejor resultado en el estudio de este año. Algo a lo que WhatsApp parece haber hecho oídos sordos.
WhatsApp ha obtenido una única estrella (de cinco) en este informe, algo que la EFF aprecia gracias a las medidas que, junto a Facebook, han llevado a proteger a sus usuarios. Sin embargo, hay mucho margen de maniobra para mejorar. Y es que no sólo se piden barreras para la aplicación, sino procesos que aseguren la transparencia de la compañía, políticas más duras para evitar el espionaje gubernamental y otras cuestiones como las siguientes:
Mejores prácticas empresariales. WhatsApp no requiere una orden judicial antes de entregar la conversación de uno de sus usuarios a la policía. Tampoco publica ningún tipo de informe de transparencia ni guía de aplicación de la ley.
Informar a los usuarios sobre las peticiones gubernamentales. WhatsApp no se compromete a avisar a los usuarios ante peticiones de datos por parte de gobiernos.
Divulgar las políticas de retención de datos. La compañía no informa sobre sus políticas a la hora de recoger datos como al dirección IP de los usuarios o sobre la eliminación de contenidos.
Aparte de estas cuestiones, tanto WhatsApp como Facebook aseguran no haber introducido puertas traseras o vulnerabilidades voluntarias para el espionaje gubernamental que puedan ser utilizadas por hackers o ciberdelincuentes. Además, WhatsApp asegura no guardar conversaciones o contenidos del usuario, aunque sí podría contar con algunos datos de sus conexiones y prácticas, aunque sin saber cuánto tiempo guardan dichos datos y cuáles son.
Cuestiones que no deberían significar un riesgo inmediato y elevado para el día a día del usuario, pero que la EFF considera necesarios para esta aplicación. Ante ello, queda claro que WhatsApp sigue siendo la principal opción por su número de usuarios, pero no por sus virtudes en materia de seguridad y privacidad. Mientras tanto habrá que asegurarse de no compartir cuestiones demasiado importantes en sus chats, aunque parece mantener a raya a los gobiernos. No tanto a la policía, que no necesita de orden judicial para acceder a datos y conversaciones de sus usuarios.