Los juegos de mecánicas sencillas están triunfando. Y es que parece tendencia plantear un concepto sencillo que cualquier tipo de usuario pueda controlar, pero cuya dificultad de dominio sea alta, obligándolo a invertir tiempo y esfuerzo para conseguir alguna meta. Preceptos que cumple a la perfección el juego One More Line. Un título de habilidad que destaca por su sencillez y, sobre todo, por su colorista y llamativo planteamiento visual. Puntos que lo pueden catapultar a uno de esos juegos que se convierte en viral, aunque sea por poco tiempo.
Y es que resulta especialmente entretenido ya que no requiere más que pulsar sobre la pantalla rítmicamente y con cierta habilidad para lograr navegar entre planetas de colores con una nave espacial, u objeto volante no identificado. Así, el jugador tiene el poder de anclar esta nave a los diferentes elementos que aparecen en su recorrido a lo largo del canal que se muestra en pantalla. Esto hará que la nave realice círculos orbitales hasta que el jugador separe el dedo de la pantalla, catapultando la nave en una nueva dirección y buscando un nuevo lugar al que atarse sin chocarse contra ningún otro elemento.
De esta forma, toda su mecánica se basa en pulsar o soltar la pantalla. Claro que la dificultad va mucho más allá, ya que la velocidad de la nave no se puede controlar, siendo imposible pararla o ralentizarla. Tan sólo hacerla cambiar de rumbo gracias al anclaje con estos planetas. Algo que llevará a la muerte en numerosas ocasiones al jugador, impidiéndolo llegar más lejos en su travesía, pero incitándolo a seguir practicando, mejorar, y superar sus propios records. Al menos durante algún tiempo.
Pero lo que llega a ser realmente carismático de One More Line no es su mecánica, sino su aspecto visual. Y es que cuenta con gráficos luminosos de aspecto retro muy discotequero. Todo está compuesto por luces que simulan ser neones de colores, destacando por encima de todo el haz de colores que deja tras de sí la nave. Y es que éste queda plasmado en la travesía del viaje incluso después de dar varias vueltas a un planeta, o salirse incluso del canal. Con lo que queda dibujado un colorista patrón curvo de lo más llamativo. Cuestiones visuales a las que acompaña un ritmo y música discotequero muy acorde a la estética. Puntos que, en conjunto, logran una experiencia de juego divertida y adictiva. Al menos durante los primeros intentos del jugador.
En el lado negativo está la falta de alicientes para seguir jugando tras probar la habilidad del jugador. Y es que existe una tabla de puntuaciones, pero sin desbloqueables que fomenten la rejugabilidad. Aunque parece ser algo en lo que sus desarrolladores están trabajando. Lo bueno es que es un juego gratuito disponible tanto para Android como para iOS. Se puede descargar a través de Google Play y App Store. Eso sí, cuenta con compras integradas para eliminar los anuncios publicitarios.