Porque no siempre lo lógico es divertido, surgen ideas tan locas como Salad Shark. Un juego protagonizado por un simpático y, sobre todo, vegetariano tiburón. Planteamiento absurdo pero que se traduce en una mecánica de juego de lo más divertida y adictiva al retar la habilidad, ritmo y rapidez del jugador. Todo ello en un título cargado de extras y desbloqueables y muchas otras sorpresas si se decide dedicar un poco de tiempo a alimentar este tiburón.
El planteamiento es realmente sencillo, al igual que la mecánica. Un simpático tiburón, una isla semidesierta y tres monos que lanzan todo tipo de comida que les llega a las manos desde unas palmeras. Ridículo, pero muy divertido y eficaz en cuanto a entretenimiento. Igualmente sencilla es su mecánica, que consiste en pulsar la pantalla para que el tiburón abra la boca en el momento exacto y acabe con todas las verduras y frutas. Eso sí, siempre evitando la carne. Y es que a este animal no le gusta nada, llegando a debilitarlo e incluso a hacer perder la partida al jugador.
Sobre este planteamiento existen dos modos de juego. Por un lado está el clásico y frenético modo Survival, en el que el jugador deberá aguantar el mayor tiempo posible alimentando a este tiburón. Para ello no hay ninguna regla aparte de comer verduras y frutas y evitar la carne. Eso sí, siempre hay que estar pendiente de que la barra de salud del protagonista no se vacíe, o la partida acabará. Una forma de ponerse a prueba y tratar de superar records.
Pero lo realmente divertido reside en su modo Missions (misiones). En él el jugador se enfrenta a 20 niveles diferentes que, aun manteniendo la mecánica de comer verduras y frutas, cambia las características de cada partida con sorprendentes nuevos entornos y situaciones. Ya sea transformando la estética del juega, ya de por si retro, en un título de calidad gráfica tipo bit, volteando la pantalla del dispositivo o, incluso, oscureciendo el entorno hasta el punto de ver sólo las siluetas de los personajes y alimentos. Retos divertidos que se pueden superar con diferentes puntuaciones, consiguiendo así desbloquear más niveles o conseguir otros personajes para alimentar. Entre ellos, el mitológico Cthulhu.
A pesar de la sencillez de su mecánica, su dificultad va en aumento con el paso del tiempo en cada partida. Empezando a recibir comida de un solo mono y llegando a ser tres los que acaban alimentando al animal. Esto supone un ritmo frenético que exige la máxima concentración por parte del jugador, quien no debe equivocarse al pulsar la pantalla para comer carne. Con ello, la puntuación lograda tras cada partida puede no ser la misma, superándose cada vez y pudiendo compararla con la de otros jugadores en el ranking mundial. Y no sólo eso, junto a ello también es posible compartir el vídeo de la última jugada y desbloquear nuevos logros.
En definitiva, un título que sorprende por su sencillez y lo ridículo de su planteamiento. Pero ni su mecánica de pulsar con un dedo la pantalla o sus gráficos retro arruinan su diversión, consiguiendo, de hecho, todo lo contrario. Lo mejor de todo es que Salad Shark se puede jugar gratis. Está desarrollado para Android, por lo que se puede descargar a través de Google Play. Eso sí, cuenta con compras integradas para acceder rápidamente a los niveles bloqueados si se paga por ello.