En Google se esfuerzan por ofrecer servicios útiles a sus usuarios. Ya sean mapas que consultar, saber dónde se encuentra su smartphone extraviado, determinar que necesidades de información puede tener antes incluso de buscarla en Internet, y un larguísimo etcétera más. Cuestiones que, en numerosas ocasiones, requiere del análisis exhaustivo de las costumbres del usuario. Y es aquí donde llega lo peliagudo del asunto porque ¿hasta dónde sabe Google de cada uno de nosotros? ¿Qué datos recopila? ¿Qué hace después con esos datos?
Según las políticas de privacidad de los diferentes servicios de Google, los datos del usuario son confidenciales y no son vendidos a terceros. Algo en lo que sólo se puede confiar. Sin embargo, no es posible saber hasta qué punto Google puede aprovecharse de esa información para su propio beneficio. Lo que sí se conoce es que una de las aplicaciones más útiles, Google Maps, se encarga de registrar y almacenar activamente los diferentes lugares por los que pasa el usuario. Una información que Google incluso hace pública de forma exclusiva para el propio usuario gracias a la página destinada a albergar el historial de ubicaciones.
Desde esta página web el usuario puede ver todos los lugares por los que ha circulado con su dispositivo Android. Una forma de ser consciente del potencial que tienen los smartphones, tanto para los usuarios finales que aprovechan las características técnicas y las aplicaciones, como para las propias compañías que pueden tener acceso a datos tan importantes como la ubicación. Con todos estos datos es posible reconstruir los desplazamientos del usuario en el último mes. Eso sí, para verlo hay que introducir los datos de usuario de una cuenta Google, protegiendo así su privacidad.
El motivo principal de este registro parece ser poder consultarlo a posteriori, además de conocer la distancia recorrida y lugares en los que ha estado. Algo útil para ofrecer sugerencias en el futuro o satisfacer las dudas del usuario. Sin embargo, conociendo fechas y lugares no sería difícil cotejarlas con los datos de otros usuarios y conocer si se iba acompañado, fechas, tiempos y otras informaciones que pueden poner de punta el vello de los más celosos de su intimidad y privacidad.
Al menos desde Google muestran los datos que los terminales y sus aplicaciones recogen. Y no sólo eso, sino que desde su configuración también permite detener la recopilación de esta información, si así se desea. Claro que esto supone una pérdida cualitativa a la hora de utilizar sus servicios y encontrar sugerencias y detalles relacionados de utilidad e interés para el usuario. Aunque también puede calmar las ansias de los usuarios más preocupados por su intimidad.
El smartphone es una completa herramienta de trabajo y de ocio, sin embargo, no hay que perder de vista que está lleno de sensores para recopilar información de su entorno y del usuario. Cuestiones que las regulaciones tratan de acotar para que beneficien al usuario con servicios más personalizados e interesantes, pero ¿hasta qué punto las empresas lo cumplen? Es una duda que, aunque no parece dar muchos quebraderos de cabeza más allá de los robos de información que puntualmente se suceden, nunca está de más plantearse siendo usuario de un teléfono inteligente.
