Los usuarios más activos en las redes sociales durante los últimos días habrán empezado a percatarse de una nueva forma de saludar. De simplemente decir “hola”, “qué tal” o hacerse notar mediante una sencilla palabra de dos letras: yo. Su origen es sencillo de explicar. Lo que no lo es tanto es la viralidad y atención que está logrando la aplicación que ha dado comienzo a la fiebre por enviar estos yo a través de la propia herramienta u otras redes sociales. Una aplicación absurdamente sencilla que está triunfando.
En concepto, la aplicación Yo se enmarca dentro del género de la mensajería. Una herramienta que puede poner a dos personas en contacto directo mediante el envío de mensajes. Lo curioso es que estos mensajes son simple y llanamente “yo”. Una mera notificación que grita yo (presumiblemente del pronombre personal tú, en inglés you) y que puede tener muchas connotaciones. Fuera de este curioso servicio quedan las fotografías y los vídeos, así como cualquier tipo de emoticono. Tan sólo existe el yo.
El origen de Yo llega del carismático y bromista día uno de abril, más conocido en Estados Unidos como Fools”™ day o día de los tontos. Algo así como el día de Los Inocentes en España. Una aplicación a modo de broma por su ridícula sencillez tanto en lo funcional como en lo visual. Sin embargo, desde hace varias semanas el concepto parece haberse extendido y haber captado la atención de los usuarios. Y no sólo de ellos, ya que el creador ha conseguido sumar nada menos que un millón de dólares de sus inversores para potenciar esta herramienta, aunque no se sabe en qué dirección debido a su simplicidad.
Basta con descargar Yo para empezar a utilizarla. Sin necesidad de registro, ni creación de cuenta ni sincronización de contactos. Eso sí, es necesario elegir un nombre de usuario e invitar a otros a utilizar la aplicación para poder compartir un yo. Con todo ello, los contactos sólo tienen que aceptar la invitación o pulsar el botón + que aparece en pantalla y añadir el nombre de ese usuario con el que quieren enviarse estos curiosos mensajes. Así, sólo resta pulsar sobre su nombre una vez y confirmar el envío de un yo con una nueva pulsación.
El receptor recibe una notificación que grita yo con voz robótica. Al acceder es posible ver quién ha enviado dicho yo y, si es menester, hacer lo propio. Un servicio de mensajería simplificado a su máxima expresión que cobra sentido por el contexto. Precisamente por lo que no se dice. Y es que no es lo mismo recibir un yo de un amigo que puede utilizarlo a modo de saludo, que un yo de una persona especial que tenga la segunda lectura de que se está pensando en esa persona. Algo que parece estar dando mucho juego a pesar de lo ridícula que pueda parecer esta aplicación.
En definitiva, una herramienta de mensajería simple, con un diseño visual realmente colorista pero sencillo, en lo que lo más importante es lo que no se dice. Una aplicación que está llenando las redes sociales de “yo”. La aplicación Yo se puede descargar de forma totalmente gratis a través de Google Play y App Store.