Con más de 17.000 aplicaciones médicas, según los analistas en la materia, circulando en los diferentes mercados de descarga, Estados Unidos no quiere que los usuarios menos precavidos o demasiado crédulos se vean en riesgo por el mal funcionamiento de alguna de ellas. Por tal razón, la agencia estadounidense del medicamento (FDA) ha publicado un reglamento para evitar que alguna de estas herramientas se extralimite en sus funciones pudiendo atentar contra la salud del usuario, buscando revisar así todas las aplicaciones de este ámbito antes de que sean publicadas para su descarga.
Un movimiento que actualiza esta agencia a las nuevas tecnologías pero sin un ánimo controlador. O eso es lo que se desprende de su comunicado, donde afirma no querer regular la venta de dispositivos o aplicaciones, sino ofrecer el visto bueno a las herramientas que puedan utilizarse como dispositivos médicos. Y es que ya existe una gran variedad tanto de aplicaciones como de dispositivos añadidos que se conectan al terminal y permiten leer el ritmo cardíaco, el nivel de glucosa en sangre, etc.
Según comenta la propia agencia del medicamento, la mayoría de aplicaciones disponibles hasta el momento son inocuas para el usuario. Y es que muchas de ellas se centran en llevar un registro de la actividad física, la alimentación, el peso, información acerca de enfermedades, etc. Sin embargo algunas de ellas se extralimitan y tratan de convertirse en dispositivos médicos que no siempre están controlados ni aseguran el correcto funcionamiento como los electrocardiogramas y otros aparatos sí regulados por dicha agencia.
Para el director de la oficina de tecnología de la FDA, Jeffrey Shuren, las aplicaciones son una buena herramienta que ayudan “al consumidor a llevar un mejor control de su salud o a acceder a información útil en cualquier momento”, todo ello “fuera de un entorno sanitario tradicional”. Con esta normativa se busca que los desarrolladores cuenten con las guías que les permita crear aplicaciones prácticas y útiles para los usuarios, siempre supervisado por la FDA antes de su publicación en los mercados de aplicaciones de Estados Unidos.
Habrá que ver si estas políticas se extienden por el resto del mundo para evitar aplicaciones poco fiables y seguras para la salud del usuario. Y es que, aunque la mayoría son inocuas, como aquellas que a través de un supuesto escaneo (fotografía) de un lunar son capaces de saber si se trata de un tumor, u otras que ofrecen todo tipo de diagnóstico sin criterios médicos fiables, sería todo un punto positivo contar con un sello o garantía de seguridad o fiabilidad en las que sí sean fiables. Por el momento sólo el criterio del usuario español permitirá distinguir entre las burdas aplicaciones de broma y las herramientas creadas para llevar el control de la medicación o mediciones como la tensión, el azúcar en sangre y otras herramientas con aplicaciones médicas serias.