whatsapp mentiras

A pesar de que la tecnologí­a es neutral, son las personas las que hacen uso de ella, con todo lo que ello implica. Y es que cuando los valores humanos entran en juego, la sencillez y la funcionalidad original de muchas herramientas se trastorna. Es el caso de la conocida aplicación de mensajerí­a WhatsApp. Un servicio de mensajerí­a instantánea cada vez más extendido que puede ser utilizado tanto para comunicar verdades como mentiras. Algo que han estudiado en la Universidad Bringham Young de Estados Unidos para descubrir cómo saber si alguien engaña por WhatsApp, redes sociales o mensajes de texto SMS.

Y es que, según ha revelado este estudio publicado por la revista ACM Transactions on Management Information Systems, aquellas personas que mienten por WhatsApp repiten un mismo patrón que los delatarí­a. Una serie de acciones que, a pesar de la sencillez de WhatsApp, son fáciles de detectar gracias a varias de sus funciones y, sobre todo, teniendo en cuenta el tiempo en el que se tarda en escribir un mensaje.

Así­, las personas que mienten a través de WhatsApp tardan más en redactar un mensaje. La razón es tratar de hacer dicho contenido creí­ble, para lo cual es necesario realizar varias pruebas y ediciones del contenido. Con ello el tiempo total se amplí­a, borrando y reescribiendo un mensaje en varias ocasiones y enviando finalmente una mentira directa y generalmente breve. Cuestiones que la propia aplicación WhatsApp permite conocer gracias a la función de Estado, que cambia de rótulo y muestra la palabra Escribiendo”¦ cuando el interlocutor está redactando un mensaje. Eso sí­, hay supuestos, como una mala conexión a Internet, que podrí­an impedir el correcto funcionamiento de esta función, haciendo creer que el interlocutor se ha demorado excesivamente en dar una respuesta cuando, en realidad, se tratarí­a de problemas en la red.

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Para realizar este estudio, la Universidad Bringham Young y el coautor de este estudio, Tom Meservy, han entrevistado a centenares de estudiantes utilizando ordenadores y una docena de preguntas. Los resultados muestran que, cuando los universitarios mentí­an, su respuesta se demoraba hasta un 10 por ciento respecto a los mensajes que eran verdad. Además, estas respuestas eran editadas y reescritas en varias ocasiones antes de ser enviadas.

Por tanto, y según este estudio, habrí­a que sospechar de aquellas respuestas demoradas en las que el usuario interlocutor invierte mucho tiempo en escribir un mensaje que, finalmente, no ocupa más de una frase. Una información que podrí­a ser mentira. Claro está que no siempre tiene que ser así­, y que hay muchas variables que influyen en este proceso. Pero puede ser una pista ante la falta del contacto visual y el lenguaje no verbal que suele dar las pistas ante una mentira y que, lógicamente, no se puede incluir en un mensaje de WhatsApp o a través de alguna red social. Un método no infalible pero que puede ser capaz de destapar alguna que otra mentira de las personas al otro lado de la lí­nea.